Recuerdo tu risa. Recuerdo tus manías; la vez que te tomaste el cartón de vino y caminabas la calle como en zig-zag. Recuerdo el sonido de tu armónica cada cumpleaños, cada festividad; Pesaj, Iom Kipur, fechas especiales. Recuerdo cómo me molestaba que te comieras el postre que la abuela había hecho para mi.
Cuando te pedía caramelos o algún chocolate respondías siempre con un "no puedo darte, es remedio".
Recuerdo tu acento, tucumano, el acento que nunca se fue. Las miles de historias que contabas (los conflictos familiares, la caminata con el ejército y tu nombre grabado en alguna especie de muro).
Recuerdo con dulzura los abrazos, las canciones, y que siempre preguntabas si iba a ir el viernes a su casa para Shabbat.
Hay tanto que me hubiese gustado vivir con vos;
Y aunque a veces no parece, te recuerdo siempre, y nunca te dejo de extrañar.
A veces resulta difícil afrontar una pérdida y aprender a "dejarlo ir", seguir volando, seguir viviendo. Y a veces nos gustaría que esa persona esté presente con nosotros, nos hace falta su sóla presencia; pero en cambio tenemos una silla vacía donde solía sentarse el sr. Mauricio. A cambio tenemos un cumpleaños menos que festejar, un año más sin poder verlo.
Y así se nos pasa la vida, casi siempre tratando de seguir adelante, superando obstáculos, guardando recuerdos. Por eso te recuerdo, SIEMPRE, por eso tu alegría, tu espíritu, tu amor, siguen intactos. Así como los de cada ser querido que partió, que se fue. Gracias a Dios que existe la memoria, y la memoria de la memoria; la que nos hace acordar de acordarnos.
Lo que daría por abrazarte otra vez, y a veces me arrepiento de no haberte dicho en cada oportunidad que te veía un "te quiero", pero se que lo sabés, donde quiera que estés, se que estás conmigo, que nunca te fuiste.
Sólo me queda seguir adelante.
(dos años y 25 días después de que te fuiste, el amor que te tengo sigue intacto abuelo).
Let it be!